Criticar la ideología de género no es defender la pedofilia
La polarización y el apasionamiento son pésimos consejeros y tierra fértil para las más evidentes falacias y asociaciones ilógicas. Esta del título es una de las que más he visto reproducirse en estos días como una imagen entre dos espejos. Me tomaré el trabajo de precisar los términos para tratar de desenredarla y contribuir al diálogo sobre este asunto.
Cuando uno critica la ideología de género, se está refiriendo antes que nada a una doctrina, un conjunto de ideas muy definidas que básicamente sostiene que el sexo y el género son de naturalezas distintas: el primero sería biológico y el segundo cultural y construido por la sociedad.
La primera crítica es la que reclama que esta distinción se fundamente científicamente y no discursivamente. Hasta ahora más allá de agresiones o preguntas retóricas (¿Estás en contra de la igualdad? ¿Qué tiene de malo ser diferente? ¿Es que estás a favor del odio?) no he visto tal fundamentación, ni biológica, ni sociológica, ni psicológica, ni antropológica. Repito, leedme con paciencia, tomad aire, amigos defensores de tal conjunto de ideas, no he visto tal fundamentación, lo que he visto son teorías, hipótesis y peticiones de principio sin más rigor científico que el propio de tales expresiones. El mero señalamiento de los hechos (como por ejemplo decir que existen personas de ambos sexos con conductas sexuales diversas) no es el final de la discusión científica sino su principio.
La segunda crítica es que seamos honestos: la ideología de género existe. Llamadla de otra forma si no os gusta la palabra "ideología": enfoque de igualdad de género, perspectiva de género, etc. Y en el contexto educativo peruano la honestidad que se pide es que se reconozca que está presente en el curriculo, eso ayudaría a centrar el debate sobre su conveniencia o no. Tampoco he visto honestidad cuando uno pregunta por ejemplo si la homosexualidad, la transexualidad o la "transgeneridad" son géneros, porque si se afirma que sí, es evidente que a los niños se les enseñaría que se puede ser cualquiera de estos géneros, que son independientes del sexo y cabe la posibilidad de que cualquiera pueda estar engañándose respecto a su género.
Eso, entre otras muchas cosas que se pueden decir, es criticar la ideología de género ¿Cómo así una discusión de este tipo, acabe como acabe, sería defender la pedofilia, ocultarla o blindar a ciertos pedófilos?
Todo abuso y violencia sexual es algo detestable pero entre ellos, pocas cosas son más abominables que traicionar la fe de una persona para someterla a las bajas pasiones, es un asesinato espiritual y psicológico como dice uno de los personajes de "Spotlight". Quienes me han leído en los últimos cinco años en este mi pequeño blogsito saben que he dado todas las batallas que he podido para que el asunto se esclarezca y los responsables asuman el costo de sus delitos. Y las seguiré dando.
Pues bien, por esa misma razón, porque he visto el sufrimiento de las víctimas de los abusos sexuales, es que critico la ideología de género y sobretodo me opongo a que se la incluya en la educación de los niños: me parece una intromisión imprudente de un tema delicadísimo y a una edad inadecuada en la que sólo los padres pueden intervenir con la autoridad que les da la cercanía personal que nadie puede suplir. Por eso me parece un peligroso caldo de cultivo para abusos y confusiones afectivas y sexuales de todo tipo.
Como los que defendemos la postura contraria, muchos de los amigos que defienden la ideología de género lo hacen con buenas intenciones (como también los hay con malas, en ambos lados, la humanidad es así, carne con hueso). Buscan la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres y la extinción de lacras como el machismo, la violencia familiar y la injusta discriminación, prejuicios u odio a personas homosexuales o con otras tendencias y conductas en el ámbito sexual.
Richard Rorty enseña con su "principio de caridad" que debemos confiar en las buenas intenciones del opositor. Pues bien, en las buenas intenciones estamos de acuerdo, no así en el medio para hacerlas realidad. Esa es la discusión.