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El enfoque de género es una gnosis

Publicado: 2019-05-17

Esta infografía me la mandó un amigo en un diálogo sobre género que tuvimos en redes sociales. Como se puede ver lo único que se reconoce como objetivo es el sexo biológico, es decir los aspectos físicos: los genitales, los cromosomas y las hormonas. Todo lo demás es subjetivo o intersubjetivo.  

El género es construcción social, es decir, algo intersubjetivo, o consensual, si se quiere.

Esto es difícilmente discutible: las sociedades se organizan de diversas maneras y por diversas razones plantean y mantienen determinados roles para hombres y mujeres. La justicia o injusticia de tales roles es otra discusión, muy importante, que dejamos para otra ocasión. Señalo simplemente un punto: el machismo es indudablemente una pésima construcción social, es decir, una construcción que deberíamos demoler. Otro problema es que ni todo lo que hacemos los hombres es machismo, ni necesariamente pensamos siempre o en todo de forma machista.

La identidad de género es básicamente un sentimiento íntimo que puede no corresponder con el género asignado por la sociedad. La expresión de género es la forma en que mostramos a los demás nuestro género, y, supongo yo, nuestra identidad de género. Por último, la orientación sexual es la atracción, un movimiento del apetito sexual y todo lo que éste involucra. Se trata de lo que a uno le provoca, le brota naturalmente, o le nace, en materia de deseo sexual. Se me dijo claramente que nada tiene que ver con la reproducción ni con la objetividad del sexo biológico.

No voy a reproducir la extensa conversación. Solo sacaré una primera conclusión provisional (por lo tanto discutible y obviamente personal) de esta experiencia.

Es la del título: el enfoque de género es una gnosis. Y cuando hablo de gnosis estoy refiriéndome tanto a las viejas teorías teosóficas de medio oriente como al mecanismo que las caracteriza y se repite hasta el cansancio en innumerables ideologías a lo largo de la historia y en todas partes del mundo.

Como toda gnosis, el enfoque de género (por lo menos el de la discusión en la que participé) pretende ser una lectura global de la realidad, es decir, una verdad irrefutable que sólo podría discutir gente tonta o malintencionada. Todo su aparato teórico es circular y autorreferente: si se aceptan los presupuestos, la lógica cierra la posibilidad de discrepar o considerar como válidos otros puntos de vista.

Como toda gnosis, el enfoque de género reformula las palabras y construye neologismos cuya sola aceptación es ya una afirmación de toda la teoría. Basta con hablar de género, identidad de género, expresión de género, orientación sexual, diversidad sexual, para aceptar que el enfoque de género es la verdad que no se puede cuestionar. Algunos contertulios de la discusión me tildaron de ignorante y de no querer salir de mi ignorancia por el solo hecho de cuestionar estos conceptos básicos (y cuando digo cuestionar soy exacto, es decir, preguntar).

Como toda gnosis requiere una iluminación progresiva, un abrir los ojos, o, si se quiere una metanoia muy propia y particular que depende de la guía de los grandes expertos, los maestros de esta específica verdad que en el fondo simplifica la realidad y divide al mundo entre buenos (iluminados) y malos (gente oscura).

Como toda gnosis, el enfoque de género se acompaña con una sensación muy fuerte de superioridad moral de los que lo profesan sobre los que lo discuten o simplemente no lo tienen en cuenta. Esta sensación produce perfiles psicológicos intolerantes y sectarios que, tarde o temprano, reaccionan con violencia contra todo el que no comparta su particular punto de vista.

Como toda gnosis, el enfoque de género relee la historia entera a la luz de su verdad, y encuentra, hasta en lo que lo contradice, una confirmación de su verdad. Y, bueno, como toda gnosis, el enfoque de género comienza por una práctica que se teoriza hasta convertirse en verdad indiscutible, combativa y combatida.

Y, bueno, como toda gnosis, con el enfoque de género (quede claro: el que yo pude comprender en la discusión) mueren dos nobles y viejos amigos de la inteligencia: el sentido común y su hijo predilecto, el sentido del humor.


Escrito por

José Manuel Rodríguez Canales

Soy profe de teologías. Hice muchas cosas, RPP entre ellas. Hago teatro. Como manda Jesús, amo a la gente, buena o mala, el amor no separa.


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